[...]
El error es un encuentro. Coincidencia
inadecuada entre la proposición y su
referente, entre el fin proyectado y el
acontecimiento resultante dentro de
un marco normativo que regula y
posibilita diversos niveles de
configuración del orden o totalidad.
Combinación ilegítima que desvela
un desfase inesperado de corte
lingüístico, lógico, espacial o narrativo
en el seno de una instancia de
legitimación previa sobre la que
emerge y reverbera. El error es
emergencia y convulsión del
fundamento, crisis en el interior de lo
que funda. Alteración secuencial y
fugitiva de un devenir autómata o
intencional sometido a la eficacia de
los medios y la satisfacción de los fines,
cuyo dinamismo se ve modificado,
colapsado o redistribuido a partir de
la coagulación de un desajuste. Sin
embargo, lejos de representar la
atrofia inmóvil de lo meramente
frustrado o la melancolía del
monstruo, el error combina la
operatividad del trayecto experimental
en cuyo interior irrumpe –nódulo de
experiencia– con la apertura a
parámetros circunstanciales inéditos
y a estadios futuros de intensidad
variable que reformulan y rentabilizan
la configuración estructural en la que
se produce el trastorno. En este
sentido, el error, en cuanto crisis,
pujanza y fuerza, se configura como
potencia genética de trayectorias
inesperadas y caracterización
ejemplar del fenómeno de la errancia.
El error no es la errancia, sino la
concreción de lo errático como
dimensión posibilista y contingente
[...]
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment